lunes, 25 de julio de 2011

El artículo 128 de la Constitución española y la salida de la crisis

“1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y, sea cual fuere su titularidad, está subordinada al interés general.
2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante Ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general”.

Leyendo una entrada del blog del profesor Juan Torres he encontrado esta cita del artículo 128 de la Constitución española. Su lectura le deja a uno perplejo (y le recuerda que se hace mayor porque olvida cosas sabidas). ¿Por qué la perplejidad? Sencillamente, porque en ningún momento se ha oído citar dicho artículo a “sabios” de cualquier laya (políticos, periodistas, economistas, politólogos, tertulianos, sacerdotes varios, y, mucho menos, a los banqueros o al mostrenco presidente de la patronal española).

Su lectura me lleva a plantear algunas pocas, pero creo que suficientes, preguntas:
• ¿Por qué, en pro del interés general, no se ha aplica al pie de la letra el artículo 128 en los momentos actuales?
• ¿Por qué no se interviene y nacionaliza la banca y se crea una banca pública con los bancos y cajas desahuciados, en beneficio del interés general?
• ¿Por qué, en observancia del interés general, no se intervienen las entidades financieras que han alterado y continúan alterando artificialmente el precio de las cosas y aplicando la ley de la usura como principio de actuación?
• El terrorismo financiero que realizan “los mercados”, acosando a personas y países enteros, ¿no debe ser combatido en beneficio del interés general con la misma fuerza que se combaten otros terrorismos?
• ¿Por qué, en favor del interés general, no se actúa con dignidad y se hace pagar las consecuencias de la crisis a los banqueros, “cajeros” y otros mercaderes financieros que son los únicos responsables de la especulación que provoca “daños colaterales”?
• ¿Por qué, en acatamiento del interés general, no se impide a la banca la creación de deuda, es decir, de dinero, que es la base de su negocio y de su poder?
• En resumen, ¿por qué nuestros gobernantes no atacan la raíz de los problemas y, sometiéndose al interés general, acaban con el poder de las finanzas y con el empobrecimiento de la población?

A todas estas preguntas, los sabios aludidos y buena parte de nuestra sociedad acomplejada, interesada y aspirante a un pequeño “botín”, tiene respuestas varias. Todas ellas se resumen, más o menos, en frases y actitudes indignas, muchas de ellas invocando la democracia y la libertad. Se parapetan en un “no hay alternativa”. Con ello, eluden el debate, la búsqueda de las soluciones que existen y que cada día son aportadas por otros sabios críticos y más dignos que ellos. Lo cierto es que el camino que se ha escogido solo nos lleva a un mayor desastre.