lunes, 21 de marzo de 2016

Piketty y su biblia. Breve nota

Por fin, ¡he terminado la lectura de El Capital en el siglo XXI de Thomas Piketty! Reconozco que, allá por los albores del año 2015, inicié su lectura con avidez. Después, me ha costado pasarme tamaña “biblia”. Si alguien no ha leído la obra aún, puede mantenerse en la ignorancia.
Vaya por delante que me parece un ensayo lleno de defectos, aunque hay que alabar su “claridad”, tanta que se le ve el plumero. El defecto principal es, quizá, que el ensayo está centrado sobre el capital, pero que no habla de los capitalistas (desde el “modelo Botín” a quien factura unos cuantos millones al año o a quien invierte sus ahorros en instrumentos financieros); pone en cuestión la deuda pública –sobre la base de una concepción hacendista del Estado social-, pero no se interesa para nada por el débito privado; no valora el papel que desempeñan en la economía las balanzas de pagos; hasta llega a un sorprendente autismo de las dinámicas salariales... Podría continuar, pero bastan algunos botones.
Dos ejemplos muy concretos:
ü  Tras marcarse una diatriba contra los “ricos buitres capitalistas” que prestan dinero al Estado con el fin de conseguir suculentos intereses, deja claro que si “la deuda [pública] se vuelve insostenible” hay un riesgo real de que no pueda pagarse y, “por lo tanto”, hay que recompensar a los “titulares” de la misma. ¿Los titulares?, los bancos; los paganos, todos nosotros. Es decir, sobre la deuda pública, Piketty expone un punto de vista idéntico al manifestado, en diferentes ocasiones, por el Bundesbank y sus fieles seguidores. Vaya, Piketty un campeón de la izquierda.
ü  ¿Otra manera de liquidar la deuda pública? “Incrementar la inflación”, dice Piketty. ¡Esto es nuevo! ¿A qué bolsillos afecta más directamente la inflación? En fin, nuestro campeón en pleno apogeo.
Una vez leída la obra magna entiendo el porqué de las alabanzas del New York Times [http://www.nytimes.com/2014/04/20/business/international/taking-on-adam-smith-and-karl-marx.html?_r=0], que, hace dos años, describió a Piketty “como un economista de izquierdas, pero moderno”, que habla de desigualdad y se enfrenta a las teorías marxistas sin derivar hacia el anticapitalismo o contra la propiedad privada. Vaya, todo un radical-guru para los yanquis.

No sé, pero, salvadas las distancias y las temáticas, la lectura de la biblia de Piketty me ha recordado al hojeado que eché a la obra de otro afamado gurú local, guía de nuestra izquierda en otro tiempo, José Antonio Marina, autor de el Libro blanco de la profesión docente y su entorno escolar http://www.mecd.gob.es/mecd/dms/mecd/destacados/libro-blanco/libro-blanco-profesion-docente.pdf (escrito también por Carmen Pellicer y Jesús Manso – a los que supongo verdaderos amanuenses-). Se trata de obras pomposas, surgidas en el momento apropiado (la de Piketty aprovechando los movimientos de los indignados y la de Marina sirviendo los intereses de la derecha gobernante que habla de un posible pacto educativo), cuyo contenido no va más allá de lo que prometen sus portadas, destinadas a lucir bien en los expositores de las librerías.