miércoles, 22 de junio de 2011

Jóvenes, trabajo y formación en alternancia

1. La problemática de la inserción social y profesional de los jóvenes se encuentra hoy en estado de emergencia. Los datos estadísticos sobre el nivel de paro, la tasa de actividad, el índice de correspondencia entre formación recibida y trabajo conseguido, el volumen de fracaso escolar, el abandono o pérdida del primer empleo..., demuestran de manera palpable la dificultad de inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo.
Víctima “de la crisis” o de una inadecuada formación teórico-práctica, la población menor de 24 años ha de ser la principal preocupación de las políticas socioeconómicas y educativas. Las instituciones públicas tienen el deber de resolver este problema con el objetivo principal de movilizar a los jóvenes para que obtengan la formación teórico-práctica necesaria y de asegurar una mejor transición de la escuela al trabajo.
En los últimos años, la visión economicista ha prevalecido a la hora de tratar el tema. Esta perspectiva se inscribe en la lógica del liberalismo económico que propone la adecuación entre la formación y el empleo . Consecuentemente, el sistema educativo-formativo se encuentra, por un lado, en el banco de los acusados y, por otro, los actores sociales (instituciones, empresarios, sindicatos, profesorado, familias…) se interrogan sobre las causas del fracaso escolar, sobre las necesidades de cualificación y las relaciones que la escuela debe tener con el mundo productivo. En este proceso de indagación, se invierte tiempo, palabras, reflexiones. También aquí voy a explotar estos mismos factores, pero centrándolos en una propuesta concreta, y nada nueva: la alternancia educación-formación/empleo.

2. De entrada, una breve definición personal: la alternancia en educación-formación profesional y técnica es, a la vez, una estrategia pedagógica y un modo de organización de la formación que combina, de manera estructurada, períodos/tiempo de estancia en un centro formativo y períodos/tiempo de estancia en un centro de trabajo y, siempre, con la perspectiva de alcanzar al final una acreditación. Considero que, al anunciar que se trata de una definición propia, no es necesario argumentar por qué la perspectiva de acreditación.

3. Alternancia es una noción polisémica, pero podemos considerar dos regímenes: aquel que tiene como titular a la empresa o a las instituciones públicas y aquel que responde a uno de los momentos del proceso de formación (formación inicial o a lo largo de la vida). Sitúo estos diferentes tipos de alternancia una vez superada la educación secundaria.
Ambos regímenes de alternancia darían respuesta al siguiente esquema de relaciones:

4. Las diferentes maneras de llevar a cabo la alternancia demuestran la complejidad que comporta y el valor polisémico que incorpora el concepto.
La alternancia persigue objetivos educativos y objetivos económicos y, por tanto, afecta al sistema de relaciones entre la transmisión y adquisición de los saberes y al sistema de relaciones entre las instituciones responsables del sistema educativo-formativo y del sistema laboral-productivo.
En los últimos tiempos, los representantes de los empresarios españoles están obsesionados porque se implante en España el “sistema dual” alemán. Me pregunto si son realmente conscientes de lo que éste supone y me temo mucho que no. Acompaño a continuación una breve explicación de este sistema.

¿Están los empresarios españoles preparados y dispuestos a proporcionar las prestaciones que el sistema dual exige?, ¿quieren algo más que mano de obra gratuita o aún más barata que la que ya disponen?, ¿están dispuestos a ser corresponsables de las certificaciones que habrán de emitirse desde la empresa refrendando y haciéndose responsables de los saberes adquiridos ante el Estado, la sociedad en su conjunto y el sistema económico?, ¿son conscientes que, implantado el sistema dual, se habrá acabado acusar al sistema educativo-formativo de ser incapaz de dar respuesta a las necesidades de las empresas?

5. La educación-formación en alternancia persigue tres tipos de objetivos: orientar profesionalmente (consolida o hace abandonar el camino escogido), cualificar técnica y socialmente (contextualiza los saberes escolares adquiridos y permite la adquisición de habilidades sociales generales) e integrar en el mercado de trabajo (utiliza herramientas y tecnologías reales y puestas al día que no puede ofrecer el centro formativo), eso sí, de los que han demostrado en la alternancia que responden mejor a los requerimientos empresariales.
Hemos de ser conscientes que este proceso de adaptación del centro educativo-formativo al mercado de trabajo y del empleo tiene sus efectos perversos: desvían a la escuela de sus finalidades principales en beneficio de la empresa.

6. La alternancia escuela-empresa es, pues, una vieja idea que ahora se quiere poner de moda con la finalidad de interconectar la educación-formación y el mundo del trabajo. Sin poner en duda la pertinencia de esta aproximación, considero que para un desarrollo adecuado de la alternancia sería necesario tomar en consideración ciertos desafíos educativo-formativos si no queremos que se convierta en un instrumento más de explotación y exclusión.
El primer desafío es hacer posibles los objetivos de la alternancia (confrontación de teoría y práctica / articulación entre teoría y práctica). Para ello, es preciso que el centro educativo-formativo se distancie de la pedagogía tradicional y “se convierta” a la pedagogía inductiva y experimental.
El segundo desafío es evitar la dependencia del centro educativo-formativo de la empresa, de manera que se soslaye el peligro de caer en un doble sistema de selección de trabajadores: el que realiza el centro educativo-formativo y el que realiza la empresa.
El tercer desafío es conseguir que la alternancia permita al joven desarrollar su propio proyecto personal y profesional para convertirse en un verdadero actor social.

7. Si responde a estos desafíos, la alternancia puede ser considerada como una nueva práctica educativo-formativa.