jueves, 14 de abril de 2011

Europa: quién te ha visto y quién te ve

El ministro italiano, Roberto Maroni, perteneciente a la Lega Nord y que controla el interior, antes la sanidad y después lo que usted mande, de Berlusconi, dice la verdad al afirmar que Europa es capaz de salvar la banca y hacer la guerra pero no de ser solidaria. Duele estar de acuerdo con él. Sin embargo, la Europa de la que habla es su Europa: la de la xenofobía, como arma para ganar elecciones [no sé por qué me acuerdo de otros en otros países de la Unión], la del opresor libre mercado. Es la Europa de Berlusconi, Merkel, Sarkozy, Barroso, Cameron…, y la de Zapatero, Socrates, Papandreu. Suerte que aún nos queda el pueblo islandés, como reserva espiritual. Y suerte para él que no juega en el mismo club. El club de los 27 que cada día pone de manifiesto la gran crisis social, cultural y política en la que está inmerso.

Mientras escribo estas notas lejos de Cataluña, en la plaza de san Jaume de Barcelona los trabajadores y trabajadoras de la sanidad y la enseñanza – junto, espero, con muchos otros ciudadanos – están poniendo en tela de juicio la política de un gobierno obsesionado por ser uno de los primeros en el club europeo. No es un gobierno de Estado, pero “como si lo fuese”, porque también está actuando al dictado (es más, no necesita que nadie le dicte: se lo sabe de memoria y presume de no copiar). Hoy, toda la política al uso en todos los países y regiones de la UE está aplicando a sus ciudadanos una masacre social. Los recortes sociales y civiles están alcanzando en los países de la Unión una dimensión inimaginable hace quince y veinte años.

Esta Europa que pretende que todos trabajemos, más años, más horas y más barato (no olvidemos que el trabajo es una mercadería más). Esta Europa que no toma ninguna decisión para tutelar el empleo y, simplemente, se limita a ofrecer unas manidas orientaciones para alcanzar mayores cotas de competitividad – uno se pregunta frente a quién y contra quién dado que las multinacionales son “el mercado”-. Esta Europa que aplica las más rancias recetas liberales, que exige una relación directa entre salario y productividad, que ha salvado la banca a costa de ese salario, que exige la privatización de lo que queda del sistema social europeo. Esta Europa que ha dado vía libre a la libre concurrencia, poblada y dominada por una selva de multinacionales que deslocalizan sin rubor, basándose exclusivamente en el beneficio.

Hace tiempo que esta Europa no tiene un diseño civil y social unitario, siendo el área socioeconómica en la que se aplica de la manera más estúpida las recetas del libre mercado. La crisis económica ha acentuado y reforzado el poder económico de quienes han sido sus causantes y la Unión coadyuva alegre e insensatamente a hacer pagar sus consecuencias a los trabajadores y ciudadanos europeos. Así, Europa se pliega a los intereses más brutales de la globalización y arruina progresivamente sus conquistas más importantes: el estado social, el derecho al trabajo, los derechos civiles, la acogida de inmigrantes.

A los ciudadanos europeos nos queda una obligación: meter a Europa en cintura; ponerla del lado de la democracia, de los derechos civiles, de los derechos sociales. En caso contrario, el edificio se vendrá estrepitosamente al suelo en manos de las políticas antisociales de la Unión, los respectivos gobiernos y los poderes fácticos.

Y de España y algunas de sus comunidades autónomas, ¿qué? Pues, lo mismo, ¡que no se diga que no somos Europa!