lunes, 4 de enero de 2010

De niveles, escalas y ámbitos en el lenguaje

En la presentación de este blog, se dice que está dedicado a temas relacionados con la formación, la educación, el empleo y otras políticas públicas. Hoy, sin embargo, me siento ensayista y, dado que no sólo de empleo, educación, formación y políticas públicas vive el hombre - aunque todos son imprescindibles para vivir dignamente y, en los tiempos que corren, algunos sólo pueden vivir gracias a las últimas – voy a dedicar unas líneas a reflexionar sobre el lenguaje - cosa de la educacón, al final -.

Acabo de leer la prensa y me he encontrado con la siguiente frase: “El temor al terrorismo a nivel mundial aumenta los controles en los aeropuertos”. Es habitual escuchar a cualquier seudo-entendido y captar la cantidad de a nivel de que utiliza en su disertación: desde el político más ignoto al que ocupa el número uno en la lista de popularidad, desde el ciudadano que explica sus experiencias sentimentales a otro hasta la señora que, con desparpajo, expone sus sinvergüenzas en un programa televisivo. En unos u otros casos, diríase que el uso de la citada expresión es inversamente proporcional a la capacidad de sus neuronas.

Ante tamaño abuso verbal o escrito, uno concluye, como en muchas otras cosas, que hemos aceptado de manera frenética la incultura que nos llega de los “usaunidenses” (at the level of) – aunque algunos prefieren considerar la expresión como un galicismo au niveau de -. En nuestros días, no existe nada apreciable si no tiene nivel: la profesionalidad, el colesterol, la economía, el delito, el paro, la competencia, los precios… Se trata, en realidad, de un esnobismo similar al que muchas personas utilizan a la hora de comer, prefiriendo el bic mac al cocido, la paella o el pan con tomate y jamón.

Y, aunque escribo esta entrada en castellano, el problema de la pérdida de riqueza cultural que significa esta adopción de parla extranjera se produce en los diferentes idiomas del solar hispano. En Cataluña, por ejemplo, estamos acostumbrados a escuchar como cualquier político confunde l’àmbit català (el ámbito catalán) con el nivel altimétrico del territorio o como supuestos eruditos contertulianos radiofónicos nos lían al hablar del “nivel local” cuando se refieren a una escala de actuación territorialmente delimitada.

Evidentemente, resulta difícil hacer entender a determinados magines, que siempre despreciaron las letras “porque son cosa de leguleyos o lletraferits”, que, si hubiesen cultivados el ámbito – no el nivel - de la lectura y hubiesen perfeccionado el idioma a escala – no a nivel - de competencia, serían más correctos en sus expresiones y contribuirían a preservar nuestros idiomas.