El Pacto social y político por la educación (2)
Después del encuentro en la Fundación Alternativas (16 de febrero de 2010) he de decir que mantengo en mis observaciones iniciales. Creo que un PACTO (así, con mayúsculas) basado en 137 propuestas de acción, no tiene propiamente las características que le correspondería. Es más, visto lo visto en la jornada de trabajo, mucho me temo que el número de propuestas aumentará. El Ministro es optimista, el Director General de Formación Profesional, también. Él está siendo el mullidor del Pacto, por tanto, debe tener muchos argumentos para la esperanza. A mí me han quedado dudas sobre su viabilidad o de que, después de aceptado (aprobado en ambas Cámaras), haya lealtad institucional por parte de las CCAA. No olvidemos que las competencias en educación están transferidas y podemos encontrarnos con que algunas de ellas se conviertan en “objetores educativos” a modo de las que son “objetores fiscales”.
Sería largo y prolijo detallar todo el contenido de los debates en los que participamos un total de 52 personas, representantes de diferentes sectores del ámbito educativo, menos de aquél al que pertenecen los que están al pie de obra. Lógicamente, estaban en la obra. Reflejaré a continuación algunos temas que fueron saliendo a lo largo de los debates y, como colofón, relataré algunos temas que no he encuentro claros en las propuestas del Pacto.
Temas tratados
El Ministro expuso las ideas que sustentan los contenidos del Pacto, que se resumen en:
• El diálogo.
• El Gobierno vincula su acción a la palabra (al logos), que es pensamiento, debate, reflexión y curiosidad. Ésta como herramienta de mejora y transformación.
• La crisis económica exige un cambio de modelo, que ha de estar basado en la educación y la formación.
• Podemos flagelarnos y culparnos por todo aquello que hemos hecho mal, pero también hemos hecho bien muchas cosas: universalización de la educación, trabajo duro en las aulas día a día.
• El Pacto no es un fin en sí mismo.
• Las competencias sobre educación están en el Estado de las Autonomías. Es responsabilidad del Ministro potenciar el equilibrio de las políticas, darles estabilidad, ofrecer cooperación y dotarlas de coherencia. Nunca vertebrarlas.
• Si no se llega a firmar el Pacto “no echaremos la llave y nos iremos, llevaremos a cabo sus contenidos”.
• El referente principal de los contenidos del Pacto es la Estrategia de Lisboa.
• Es una aspiración que el 2020 estén escolarizados todos los niños y jóvenes de 0 a 18 años.
Al lado de esta toma de posición, la representante del Partido Popular expuso brevemente sus ideas:
• De acuerdo con el Pacto, no aceptación de acuerdos puntuales.
• Exigencia de un bachillerato de 3 años, con obligatoriedad hasta los 16.
• Último curso de secundaria obligatoria con vías diferentes.
• Concesión de autonomía a los centros.
• Especialización curricular de los centros.
• Aumento de los recursos para conciertos educativos y libertad total de elección de centros.
• La evaluación como instrumento de prelación de centros que obtienen buenos resultados.
• Aumento de los presupuestos para educación.
• Ampliación del catálogo de especialidades en formación profesional.
• Erasmus para estudiantes de FP.
A partir de esta toma de posición, los representantes de algunos sindicatos de profesores y de las asociaciones de padres y madres de alumnos marcaron sus diferentes posicionamientos, siempre desde el punto de vista de que el pacto es necesario y urgente. Algunas ideas expuestas:
Lealtad institucional por parte de las CCAA y los partidos políticos.
Reducción de ratios.
Aumento recursos financieros.
Estatuto docente.
Prevención ante la flexibilidad en 4º de ESO. En todo caso, obligatoriedad de existencia de ambas opciones en todos los centros, también en los concertados.
El pacto como instrumento para acabar con el “desorden” implantado por las CCAA.
El debate general posterior se centró principalmente en los temas siguientes:
• Formación permanente del profesorado. Profesorado multilingüe.
• Nuevo protagonismo de los centros: autonomía y rendición de cuentas.
• El proyecto educativo como eje de actuación y necesidad de pasar del proyecto de centro a la escuela-red.
• Estabilidad de los docentes.
• Consistencia de las normas administrativas.
• La carrera y el estatuto docentes.
• Innovación.
• Autonomía de centros: cuál.
• Contrato-programa como “desiderátum”, pero de difícil viabilidad.
• La evaluación y el peligro de convertirla en “rutina”.
• La repetición como fenómeno.
• Inversión versus gasto.
Observaciones propias
1. Todos los contenidos del Pacto rezuman una cierta sumisión a las exigencias del mercado. Así aparece ya en la parte del mismo dedicada a los objetivos de la educación para la década 2010-2020. Se razona que “dado que sólo el 15% de los empleos serán para personas sin ninguna cualificación” ergo “es necesario que el 85% tengan una formación equivalente a formación profesional de grado medio o bachillerato. Esta especie de relación causa-efecto entre necesidades del mercado de trabajo (cosa que está por demostrar) y demandas formativas se hace patente en diferentes propuestas.
2. El documento evidencia la necesidad de instaurar la cultura de la evaluación en el sistema educativo y declara necesario que la evaluación conozca tanto e funcionamiento general del sistema educativo como las competencias básicas del alumnado. Sin embargo, a la hora de desgranar en propuestas este objetivo, sólo se concreta la parte que afecta al alumnado y al profesorado y las acciones que se proponen se destinan sólo a valorar los resultados logrados.
3. La formación profesional del ámbito educativo continúa considerándose como algo ajeno a la formación profesional en su conjunto: articulación de servicios, de información, de bases de datos, de sistemas de orientación, de fuentes de financiación, de agentes y de actores.
4. Aunque verbalmente se diga lo contario, las propuestas contenidas en el Pacto olvidan que las competencias en materia educativa están en manos de las CCAA. El “territorio MEC” no existe ya. Por ello, determinadas propuestas están destinadas a ser posibles casus belli: el incremento de determinadas ofertas formativas y de su tipología (presencial, a distancia, horarios nocturnos…), cuando ello supone aumento de plantillas; revisar el papel de las escuelas taller y las casas de oficios, cuando algunas Comunidades han eliminado estos programas de sus planes de acción.
5. ¿Cómo se llevará a cabo la propuesta 43 sin contar con la correspondiente consejería encargada de la materia de trabajo?: “Estableceremos las medidas y los acuerdos necesarios para que todos los jóvenes menores de 18 años que se incorporen al mercado laboral puedan compatibilizar formación y empleo”. Asimismo, resulta como mínimo ilusoria la propuesta 61 si no existe previamente un pacto interconsejerías: “Desarrollaremos un sistema Integrado de Información y Orientación Profesional”.
6. La autonomía de los centros se considera una necesidad inaplazable, aunque no se relaciona con la lógica corresponsabilidad. Por otro lado, la única propuesta que se concreta se queda muy corta y se reduce a la organización de grupos, horarios y tareas docentes. La propuesta de impulsar contratos-programa plurianuales es positiva, sólo que legalmente es imposible de llevar a cabo por el propio concepto de contrato-programa. Habrá que buscar otra formulación. Hay una propuesta importante que puede realmente dar autonomía a los centros: la posibilidad de desarrollar proyectos de investigación, innovación y experimentación.
7. Las propuestas relacionadas con el reconocimiento profesional y social del profesorado contienen aspectos interesantes, sobre todo en lo referente al Estatuto Básico de la Función Docente, aunque éste se vea condicionado por las competencias autonómicas.
8. Finalmente, es loable proponerse la “equiparación con la Unión Europea, en lo que se refiere a la inversión total en educación en relación con el PIB, antes de 2015”. No estaría mal, sin embargo, que el Pacto fuera más concreto, teniendo presente que las elecciones parlamentarias están previstas para el 2012.