domingo, 17 de febrero de 2013

Retos a los que ha de hacer frente la formación profesional

En anteriores ocasiones, he dedicado entradas del blog a hablar sobre la formación profesional (FP), ya sea definiendo los principales contenidos de una ley específica del sistema, ya sea analizando los pros y contras de la formación dual o sometiendo a crítica diferentes normativas gubernamentales. Quiero, en esta ocasión, añadir algunas reflexiones sobre los retos que, a mi parecer, tiene planteados a corto y medio plazo. Limito el listado a cinco retos, internos y externos, que considero fundamentales, aunque sin duda podrían enumerarse algunos más.

En primer lugar, el reto demográfico.
Según los análisis e informes elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE, “Notas de prensa”, Proyecciones de población, actualización del 4 de diciembre de 2012)), en el período 2010-2050, España perdería 9,9 millones de personas de edades comprendidas entre 16 a 64 años (un 32%) y casi dos millones en el grupo de población de 0 a 15 años (un 26%). En la franja de edad comprendida entre los 15 y los 24 años, la reducción poblacional sería de un 27%).

En segundo lugar, la financiación.
La moda de los recortes presupuestarios afecta de manera muy especial al ámbito educativo-formativo. Por otro lado, las tasas por matriculación en ciclos formativos han empezado a florecer en diferentes comunidades autónomas, sin que ello comporte una mejora de las inversiones en el sistema (infraestructuras, profesorado y su formación, recursos materiales…). Bien es cierto que la memoria económica de la LOMCE prevé una mínima inversión en FP…, la devaluada, denominada FP básica.

La falta de personal cualificado es el tercer reto.
Aunque el bajo porcentaje de estudiantes de formación profesional se está corrigiendo, seguimos con una pirámide educativa deformada (el conocido reloj de arena): del grupo de edades comprendido entre los 25 y 29 años, el 33,1% posee niveles formativos bajos, el 26,7%, niveles intermedios y el 40,3%, niveles altos. Estos datos hacen buena la afirmación empresarial de que la formación profesional no está adecuada en número ni en preparación a las necesidades de las empresas (digo que “hacen buena”, porque, por larga experiencia, sé que, en general, el empresariado ni sabe lo que quiere ni reconoce lo que dice querer). No obstante, es cierta la necesidad de personas con grado medio y superior de formación profesional adecuadamente cualificadas (saberes y competencias técnicas y tecnológicas, lógicamente, además de comunicacionales, lingüísticas, interculturales).

Conseguir la integración de sistemas es el cuarto reto.
Entre FP de un nivel y otro, FP y bachillerato, reconocimiento de la experiencia laboral y FP, FP y universidad, formación de personas adultas y FP…, pasarelas, pasarelas, pasarelas, con la finalidad de construir itinerarios y carreras profesionales. Para facilitar la transición entre las partes del sistema será imprescindible dotarse de un sólido sistema de orientación y mentorización que ayude a las personas a clarificar sus intereses y conectarlos con sus capacidades. El objetivo principal ha de ser responder a las necesidades personales y favorecer la empleabilidad.
 
El quinto reto es consolidar las bases científicas y técnicas de la FP.
Se trata de un reto no planteado ni afrontado, históricamente. Los cambios vertiginosos en la economía, la mundialización, el desarrollo tecnológico, el mercado de trabajo, los sistemas de producción, obligan a la FP a consolidar (cuando no, reconstruir) sus bases científicas y técnicas. Solo así será posible modificar sus contenidos formativos, las metodologías pedagógicas, la formación del profesorado, así como adecuar los recursos didácticos y eliminar especialidades obsoletas y establecer nuevas que son necesarias.